Hace rato que no comento mis lecturas mensuales en el blog así que aquí vamos con dos. El Superman de Straczynski- no puedo dejar de llamarlo así – me tiene enganchado a pesar de su lentitud y como he sostenido en otras ocasiones, tras tanta challa en el universo de Clark, hacía falta aplicar un freno de mano y volver a algo más básico para el hombre de acero. Y por cierto, estoy cómodo siguiendo esta serie ya que no tengo que recurrir a miles de crossover y tengo al hombre de acero, ahí centradito en una saguita personal. En rigor, este episodio, el 702 sigue la línea del 701 y tenemos nuevamente a Superman metido en un suburbio y, obviamente, en un embrollo. El fuerte del capítulo, si bien tiene más acción que su predecesor, es que plantea nuevamente una reflexión para Clark Kent, en el marco de un incidente cotidiano que se complejiza con alienígenas incluidos. Aunque si seguimos así, estamos corriendo el riesgo asistir a algo monótono. Cuidado. Ah y la portada, penca y ultra repetida.En cuanto a la excelente “Legacies”, la cosa se mantiene con una calidad interesante, con mucha sustancia y que la verdad, se hace corta a medida que pasan las páginas. “Quiero más” me digo cuando termino un episodio y me convenzo más y más acerca de cuánto me gusta la retrocontinuidad. En esta ocasión, Len Wein nos relata el surgimiento de los sidekicks o “compañeritos” de los héroes de la Liga de La Justicia, quienes más tarde formarán los Teen Titans: Robin, Aqualad, Wonder Girl, Speed y Kid Flash. José Luis García López se luce nuevamente en este gran episodio. Por cierto esta saga vale mucho la pena, así que es un deber leerla en el formato que sea.
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