Queda claro que el reboot DC – definitivo o no - ha traído cosas buenas, cosas regulares y bodrios infumables. Por ello quiero hacer una reflexión acerca de lo que han hecho con Superboy lo cual personalmente no me convenció nada de nada. El nuevo clon de Superman es exclusivamente una reimaginación ya que si bien sigue siendo un experimento de laboratorio, su génesis se aparta de lo que fue la encarnación de los noventas.
Scott Lobdell lo presenta como una iniciativa científica que tiene como propósito ser una superarma creada a partir de genes kriptonianos y de un donante humano. La misteriosa organización N.O.W.H.E.R.E, que también tiene un alto grado de protagonismo en los nuevo Teen Titans – que tampoco me convencieron – tiene una agenda personal con el chico. Reconozco que el personaje número a número va avanzando lento pero seguro hacia su destino superheroico con personajes de Gen 13 (Fairchild) metidos con calzador y con acercamientos interesantes en cuanto a la introspección del clon. Lodbell nos muestra a un ser con dudas existenciales derivadas de la realidad virtual y un pseudo hermano genético de Superman pero que no comparte los valores heroicos del último hijo de Krypton. Y claro. gay que ver quién es el donante humano ya que no se confirma ni descarta que sea Lex Luthor. Hasta el momento, es un clon con una "S" en el pecho. Nada más.
Pues bien, nada más que agregar. Se trata de un serie que estoy leyendo porque se relaciona con la superfamilia, pero no me acomoda nada lo que hicieron con el personaje. El Superboy de los noventa tenía un carisma insufrible pero simpático, era una versión juvenil del hombre de acero más desenfadada que sufrió una interesante evolución es sus motivaciones; murió y resucitó para salvar al mundo como lo conocemos; y su origen estaba íntimamente ligado con la Muerte de Superman a manos de Doomsday. Eso es probable que se haya ido para siempre.
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