
Vamos con otro título fundamental del “reboot” DC,
Action Comics, que rompió su histórica numeración. Si bien al principio no acababa de ajustarme al reinicio tras la mediocre excusa de
Flashpoint y ver cómo estaban funcionando algunos personajes
DC – sin rumbo estable para entendernos –, las lecturas de la
Justice League, Action Comics y un bueno lote de algunos más destacados de los números 1, terminaron por enrumbarme ante el nuevo camino y el nuevo universo.
En
Action Comic, Superman tiene un nuevo origen de la mano de
Grant Morrison y Rags Morales. ¿Cuántos orígenes ha tenido el hombre de acero? Sólo en los últimos años han sido 3:
Man Of Steel, Birthright y Secret Origin (sin contar
Earth One que se trata de otro universo). Las dos últimas se hicieron para hacer reajustes a la propuesta de
John Byrne surgida después de la
Crisis original. Eso ya no importa. Ellas son con méritos clásicos del azuloso y da lo mismo si valen o no para tal o cual continuidad, si la DC a cada rato se pisa la cola en ese detalle.
Vamos (y pueden haber
spoilers). Lo que sucede en
Action Comics y el planteamiento de
Morrison está muy bueno. Ojo, que este es otro
Superman, que si bien respeta los elementos básicos del azuloso (extraño visitante de otro planeta con fantásticos superpoderes), tiene un enfoque más cercano al Superman original, el de
Siegel y Shuster, que era más un vigilante fuera de la ley, que peleaba por los desparados y los oprimidos y se enfrentaba sin asco al “sistema”. Tenemos muchas escenas homenajeando al primer Superman: el héroe arrogante sosteniendo al empresario corrupto en la baranda del balcón para que “confiese”, a vista y paciencia de la policía. Y eventualmente, será capturado mediante trampas por el ejército de U.S.A., porque es considerado una amenaza. Y entran a escena dos viejos conocidos como en Secret Origin, Lex Luthor y el general Sam Lane.

Lo interesante de leer un nuevo origen de
Superman es que ya sabemos hacia dónde va la historia. hay un statu quo que sigue ahí latente. Lo que hacen los escritores en reenfocar algunos elementos, cambiar otros, mejorar algunos, eliminar lo más chanta o anacrónico. Pero si cambiamos la esencia del personaje, fallan. Este
Superman en sus primeras escenas, hace frente a un empresario corrupto usando sus superpoderes, es un héroe, pero está haciendo por arreglar el sistema y de paso, se la pasa bien usando sus poderes. De hecho, no duda en usarlos, es fanfarrón, aún no vuela, corre, salta, la pasa bien, con sus ojos en rojo y amenazantes. Bien. O sea, hay harto del
Superman de los primeros años. Y ante los ojos de muchos, es una amenaza, porque se preocupa del “tema social”. Al menos en estos primeros números, es antisistema. Y eso me gusta.
En el número 2, con
Clark Kent capturado por militares asesorados por un “nuevo”
Lex Luthor, en plan científico genio con una dudosa moralidad. Se trata de un muy buen número, con el escape de
Superman de una base militar, el inevitable choque con
Luthor, quien será su peor enemigo y su primer encuentro con una joven Lois, de quien no hace falta decir más.
Morrison nos presentan más interrogantes para este nuevo origen y seguro que valdrá la pena estar ahí para conocerlo.
El punto bajo… hay que decirlo: las caras que dibuja
Morales. Personajes como
Lex Luthor o
Lois Lane tienen muchos rostros incluso en una misma página. Si bien la narrativa y la dinámica del dibujo está muy buena, personalmente no le perdono que falle en los rostros.
Pero en suma, bien por
Action Comics y su estrella,
Superman... y seguimos...