miércoles, 24 de octubre de 2007

REQUIEM POR SUPERBOY (SUPERMAN BATMAN 26 USA)


Acabado SD queda la obligación de retomar algunas colecciones en aguas de otras editoriales como Vid, que está más a la mano. Huérfano de la empresa argentina, di con el 26 USA de Superman Batman publicada por los mexicanos. Y este número es definitivamente especial porque a la par de lo que significó la muerte de Superboy en la Infinite Crisis, es un sentido homenaje a Sam Loeb, hijo de nuestro viejo amigo Joeph Loeb y que lamentablemente murió muy joven a causa del cáncer.

Tras la aventura de Conner y Tim “Robin” Drake donde este último relata ante sus compañeros Titanes las desventuras que vivieron por el nuevo “Toyman”, leemos la historia de Sam y Clark Kent en los tiempos juveniles de Smallville. Sam era compañero de Clark quien comienza una lucha contra el cáncer… sin embargo, pierde la batalla y esto hace que el joven de acero tenga profundos cuestionamientos. Esto se agrava cuando encuentra una carta de Sam donde le asegura que su destino es para grandes cosas y que serían amigos para siempre. Cortita, pero emotiva y contundente.

Bueno, la cosa es que Sam escribió el guión del Superman Batman número 26 unos meses antes de morir. Tras aquello, su padre y el mismísimo Joss Whedon reuniron a un grupo de artistas para que realizaran un homenaje a Sam.

De esta labor participaron verdaderos peso pesados como Joe Kelly, Brad Meltzer, Mark Verheiden, Geoff Johns, Joe Casey, Paul Levitz, Joe Madureira, Ian Churchill, Ed McGuinness, Rob Liefeld, Jim Lee, Tim Sale, Arthur Adams, Carlos Pacheco, Michael Turner y Pat Lee por poner a los que me acuerdo en este momento. Las fantásticas páginas de este cómic fueron luego subastadas para aportar fondos a The Sam Loeb college Scholarship Fund (lo dibujado por Jim Lee y la portada de Turner son exquisitas).

En fin como vemos, esta revista está rodeada de verdadero halo de realidad humana a pesar de que las aventuras del joven de acero y de joven maravilla pertenezcan a un mundo que juega con sus propias reglas y que por lo menos a mí, aún me fascina.


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