
A pesar de considerarme un fan
DC más que de la
Marvel, nunca he desconocido que esa compañía cuenta con excelentes personajes y sagas de mucha calidad. El
Captain America es uno de ellos, desde cabro chico siempre me llamó la atención y hoy adulto disfruté bastante lo que
Ed Brubaker ha hecho con él.
Fui con muchas expectativas a ver esta película, que como bien dice su título, se trata de la epopeya del primer
Vengador, el supergrupo de la
Marvel que tendrá su versión fílmica tras haberse consolidado todo un universo tras los films previamente realizado y todos interconectados. Me refiero, obviamente, a
Iron Man, Hulk y Thor, cada uno con sus propias gracias y falencias. En este sentido, debo decir que
Captain America queda al debe en muchos sentidos.
La trama es conocido por todos: se trata de los albores del
Universo Marvel, cuando
Steve Rogers (Chris Evans) es el único voluntario sobreviviente de un programa experimental que lo convierte en el súper soldado llamado
Capitán América. Tras el asesinato del gestor del experimento, el doctor
Emil Erskine,
Rogers se convierte en un personaje único e irrepetible y se transforma en el líder de la batalla contra la organización
HYDRA, dirigido por el villanísimo
Red Skull (
Hugo Weaving, espléndido como siempre), una especie de renegado deforme de los nazis.

Si bien la cinta parte muy bien mostrando el conflicto de un muchacho debilucho que desea con fervor servir a su país en el frente enemigo en el marco de la Segunda Guerra Mundial; y el factor súper interesante del plan de los EE.UU. de contar con un ejército de súper soldados gracias a un experimento, tras esto el producto se desinfla.

A pesar de su buena dosis de acción, la cinta se desperfila mucho a momentos, sobre todo cuando
Steve Rogers se transforma en un elemento de farándula, incluso cayendo en la autoparodia, cuando en realidad el héroe debió ser puesto de inmediato en el frente a luchar contra la amenaza nazi, que es otro elemento fuerte de los mitos del Capitán y que en esta ocasión fueron dejados en un segundo plano. De hecho
Cráneo Rojo es más una agente con agenda propia y que se ha desvinculado del
Tercer Reich. Personalmente, hubiera preferido más protagonismo del nazismo como elemento antagonista del film, pero bueno.
Por todos estos elementos, reitero que la película queda al debe, no cuaja del todo y termina siendo sólo un preámbulo o introducción larga al producto fuerte de todas las entregas fílmicas de la Marvel:
The Avengers.
Eso sí, en el apartado actoral hay que destacar el trabajo de
Chris Evans, quien encarnó perfectamente al
Steve Rogers súper soldado y el alfeñique previo al reclutamiento. Está claro que los efectos especiales ayudan harto, pero la cara de
Evans trasmite ansias de pelear en la guerra y sufrir por ser un enclenque al que nadie toma en serio, salvo su amigo
Bucky.
Ahora sólo resta esperar a
The Avengers que sin querer queriendo estará ambientada en un universo más parecido al de los “
Ultimates” que de la continuidad clásica, lo cual encuentro que está más que bien.